Envases
De la estantería al sorbo: Explorando el impacto del diseño de las etiquetas de vino
Por Suzanne Besson
En una visita reciente a mi tienda local de vinos Majestic, me encontré inesperadamente cautivada por una botella de vino blanco enclavada en lo más profundo de las estanterías. Lo que me atrajo de ella no fue la región ni la uva, sino el diseño de su etiqueta frontal. A pesar de que carecía de información en la contraetiqueta, seguía intrigado, y fue necesaria la ayuda de un dependiente experto, que había presentado el vino en la mesa de degustación la semana anterior, para convencerme de su mérito. Como he trabajado en el sector del envasado durante más de 26 años, no es raro que un envase bonito me influya a la hora de comprar, pero esto me hizo pensar en lo importante que es el diseño de las etiquetas de los vinos.
A principios del siglo XX, el barón Philippe de Rothschild encargó la primera etiqueta de vino diseñada por un artista, iniciando una tendencia que sigue resonando en el sector. Los vinicultores de todo el mundo pronto reconocieron el poder de las obras de arte llamativas para diferenciar sus productos en un mercado abarrotado.
Aunque una etiqueta que llame la atención es crucial para iniciar la decisión de compra, también debe transmitir información esencial al consumidor. El equilibrio entre estética e información es primordial. En países con una rica cultura vinícola, como Francia o Italia, factores como la variedad de uva, el estilo y la procedencia suelen dominar las preferencias del consumidor. Sin embargo, en mercados como el del Reino Unido, donde reina la diversidad y el conocimiento del consumidor varía, la etiqueta desempeña un papel más fundamental a la hora de influir en las decisiones de compra, junto con el precio y las preferencias de gusto personales.
Mediante elementos de diseño estratégicos como el color, la tipografía y las imágenes, las etiquetas diferencian las marcas, cautivan la atención y son capaces de evocar emociones positivas. Los diseños eficaces transmiten historias convincentes, conectando a los consumidores con el patrimonio, la personalidad y el proceso de elaboración del vino de la marca. Al fomentar el compromiso y atraer la atención, las etiquetas no sólo destacan en los estantes, sino que también crean reconocimiento y lealtad a la marca. En esencia, invertir en un diseño de etiquetas bien pensado es esencial para que las marcas prosperen en el mercado.
Además, los enfoques innovadores del diseño de etiquetas de vino están reconfigurando el panorama del sector. Por ejemplo, empresas como Wine52, dirigida por Fraser Doherty, cofundador y director general de Beer52.com y Wine52.com, están revolucionando el modelo de suscripción al vino. Doherty explica: ‘ En Wine52, nos encanta descubrir vinos interesantes de regiones menos exploradas, como Moldavia, Georgia y Rumanía, así como de pequeñas bodegas familiares de Italia, España y Portugal, por ejemplo. Al trabajar con artistas locales para diseñar etiquetas únicas para cada uno de los vinos, podemos incorporar la cultura, la historia y las tradiciones de diseño locales. Nuestros clientes valoran mucho este enfoque, y compartimos las historias de cada uno de nuestros artistas colaboradores en nuestra revista, Glug. Al abastecerse de vino de pequeños productores y colaborar con artistas locales de los países productores, Wine52 crea un tema único y coherente para su gama. Rediseñan las etiquetas para adaptarlas al consumidor británico, al tiempo que defienden las historias y los lugares de los productores de vino. Este enfoque innovador no sólo mejora el atractivo visual de sus productos, sino que también fomenta una conexión más profunda entre los consumidores y los vinos que disfrutan, poniendo aún más de relieve la importancia de un diseño de etiquetas bien pensado en el mercado moderno del vino.
Fuente de la imagen: Equator Design
Ivan Dixon, antiguo comprador y reputado consultor de bebidas, ha sido testigo de una revolución en las marcas de vino durante la última década. Los diseños tradicionales han dado paso a etiquetas más innovadoras y visualmente llamativas. Los minoristas exigen ahora extravagancia, estridencia y colorido para atraer a un grupo demográfico más amplio. La integración de historias de marca e imágenes cautivadoras añade profundidad e intriga a la etiqueta, incitando a los consumidores a seguir explorando.
Dixon subraya la importancia de los diseños minimalistas pero convincentes, que atraen a los consumidores a coger la botella y fijarse en la etiqueta. Las etiquetas modernas ofrecen información sobre la actitud del vinicultor, lo que supone un alejamiento de las ofertas genéricas. Los materiales de primera calidad y los acabados táctiles aumentan aún más el valor percibido del producto.
Sin embargo, una etiqueta frontal minimalista requiere claridad en la información proporcionada en el dorso o mediante opciones de envasado conectadas. Sin el respaldo de denominaciones prestigiosas como Chablis o Côtes du Rhône, las marcas deben hacer un esfuerzo adicional para distinguirse en el mercado.
En el dinámico panorama de la industria vinícola, el papel del diseño de etiquetas trasciende la mera estética. Sirve como poderosa herramienta para cautivar a los consumidores, comunicar la identidad de la marca y diferenciar los productos en un mercado competitivo. Como las tendencias siguen evolucionando, los vinicultores deben adoptar la innovación manteniendo un delicado equilibrio entre forma y función en el diseño de sus etiquetas.
Fuente de la imagen: Equator Design